lunes, 4 de noviembre de 2013

La Esfera del Reloj

El día llevó a la noche, la noche al día, el sueño al despertar, el despertar al sueño, un círculo se daba, todo lo que empezaba terminaba donde se originaba, de ese modo, alguien inventó el tiempo e intentando controlarlo, creó un aparato llamado reloj, un nuevo círculo se daba para señalar aquello que no nació del universo, sino del pensamiento perdido de un humano.



Aquel reloj le avisaba que un nuevo día despertaba y una vieja noche lo mataba, en la penumbra borraba de su libreta una nueva línea que explicaba que su alma huía acelerada de su vida. El control lo llevó a la obsesión, su vida se arraigó a los minutos sin descanso que nacían de los cortos segundos.

Cada despertar, venía acompañado de fuertes quimeras vestidas con las telas de las fronteras de acero con las soberbias promesas de costumbres diarias por alcanzar el sentimiento pleno que narraban las historias más fantásticas que hablaban de felicidad, pero… ¿cómo encontrar algo que no se sabe lo que significa?

Aquel reloj avanzó y avanzó, sueños rotos sin tesoros quedaron por descubrir transformando la palabra tiempo en arrugas tatuadas en piel y … de camino a una última parada. Durante el trayecto una misteriosa parada apareció en la nada, ella se llamaba Balance. Colocando los pies sobre ella, ante sus ojos aparecieron fotografías que su tiempo en vida le había brindado, emocionado disfrutó de aquellas luchas, de sonrisas, de las tiernas caricias que dio y recibió, entre tantas cosas, finalmente entre sus manos quedó un pequeño cofre, sus temblorosas y viejas manos lograron abrirlo, ante él encontró aquello que buscó entre el oleaje del tiempo, la felicidad. Ese cofre contenía aquellos pequeños sentimientos, sensaciones que por segundos o minutos le hizo vibrar y sentir… feliz.

En esta breve historia solo quiero dejar reflejado que queramos o no, la vida pasa, de una manera u otra siempre esperamos a una felicidad total, muchos esperan la riqueza, otros una buena salud o simplemente una vida normal, sea lo que sea, la tristeza hace mella en las personas porque nos encontramos que nuestro futuro perfecto se ha convertido en un presente imperfecto, de este modo, sea cual sea la meta de la felicidad… yo he creado la mía propia, compuesta por momentos del día a día. Posiblemente, si miramos al futuro podemos pensar que nos queda tanto por vivir o tantas cosas por hacer, pero… el tanto se puede convertir en tan poco, por ello, me quedó con ahora, con ese tesoro tan pequeño lleno de momentos y personas que yo llamo felicidad.

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