jueves, 20 de junio de 2013

El objetivo de una vida, el destino.

Un disco de vinilo daba vueltas y vueltas sobre una estropeada gramola a la vez que repartía por toda la habitación una cálida melodía marcada por violines y piano, a su vez, la punta de una pluma era introducida en su tintero para posteriormente recorrer las blancas hojas depositadas sobre aquel escritorio en forma de palabras.

La pluma trazaba las letras de los objetivos de su autor, “Objetivos de mi Vida”, así rezaba el título de aquella corta obra. Entre líneas y líneas, escribía todas aquellas cosas que quería cumplir, todas sus metas, como tendría que ser su vida a partir de ese mismo instante. Las horas pasaron y lo que antes era blanco fue vestido con letras de todo tipo. 

Una vez finalizada su obra, se levantó de aquel escritorio y caminó hacia la salida de aquel lugar, al llegar a la puerta se encontró con su protector, mirándolo fijamente, elevó su mano y le entregó la reciente obra escrita a la vez que le decía, .-He aquí mi destino, debo partir al mundo.-

Tras pasar por aquella puerta, se desplomó en un largo sueño, pasó el tiempo y sus ojos abriéndose ante el mundo quedaron impregnados por la fuerte luz que contagiaba aquella habitación, un lugar lleno de gente, una camilla, sobre ella una mujer que irradiaba cansancio y felicidad por lo que veía, su vuelta al mundo se había completado.

Pasaron los años convertidos en una infancia feliz y normal, un día, mientras celebraba su octavo cumpleaños recordó, como si de una película se tratase, en su mente nació todo lo escrito en aquel lugar ubicado en las altas esferas, se acordaba de cada una de las palabras escritas en aquellas hojas por nombre, “Objetivos de mi Vida”. 

Lo escrito en aquella obra narraba una buena vida, felicidad y gratas sorpresas, así pues, y confiado del buen futuro que le deparaba, tomó la silla que un día su padre construyó con sus manos, la colocó en la puerta de su casa, se sentó y esperó a recibir todo aquello que le aguardaba en su existencia, pero el tiempo pasaba y pasaba y continua esperando y esperando, nada nuevo ocurría, solo las arrugas comenzaban a poblar el rostro de aquel decepcionado ser. Los días se disfrazaron de años y su vida se tiñó de negro bajo la paz del cementerio, de este modo volvió al lugar del que procedía, una vez allí y confuso por lo sucedido, buscó a su protector y le preguntó, .-¿por qué mi  vida en la tierra no siguió los pasos del destino que escribí?-. su benefactor le hizo un gesto para que lo siguiera, caminaron sin mediar palabras hasta llegar a la orilla de un gran lago, tomaron asiento en el verde suelo y del protector siguieron las siguientes palabras, .-Lo que has vivido es la lección que debías aprender, el destino no existe.-, asombrado ante lo escuchado le replicó con un imposible, puesto que él había escrito todo aquello que debería haber vivido, era lo acordado al sellar su vida antes de nacer en un nuevo mundo. Sonriente, le explicó, .-Engañarte era parte de la lección, debías aprender que el destino no es tal, no existe.- Asombrado ante tal revelación, replicó, .-Gran parte de los habitantes de la Tierra siguen, adoran y creen en el destino.-, .-¿No te has preguntado por qué sucede?.- interrogó el protector a la vez que su alumno negaba con la cabeza, .-El humano se ve obligado a decidir entre un amplio abanico de opciones en cada ámbito de su vida, cada elección tiene una consecuencia, por ello, no existe marcha atrás, poder cambiar lo ya elegido no es una opción, de ahí nació la palabra destino, nació como el culpable o exculpación de las malas elecciones, de todo aquello que no regalaba felicidad o para atribuir los éxitos de las personas ajenas a sus vidas, he aquí la lección más importante, no siguas la estela de un destino que no existe, sigue la estela de las decisiones de tu vida, buenas o malas, pero tuyas, solo tuyas.-

miércoles, 19 de junio de 2013

El aldeano y la fortaleza de oro

Los muros de aquella fortaleza resguardaban un mundo lleno de poder, riquezas y mujeres, era el paraíso terrenal de cualquier hombre que viviera tras las fronteras de sus puertas. El protagonista de nuestro cuento era un simple aldeano, su vida era una más, al igual que otros tantos que habitaban aquellas verdes tierras. Todas las mañana, se levantaba al lado de aquella mujer, de esa por la que un día perdió la cabeza y dedicó miles de promesas de amor, esa por la cual hoy solo mira y no siente más que un recuerdo muy lejano, luego, con cierta ternura mira durante minutos a sus dos hijos mientras se pregunta con que soñarán, finalmente, se dirige al campo y comienza a trabajar para luego volver a su casa y poder estar junto aquellas personas que formaban su familia, su hogar.

Día a día, en su mente y en su mirada solo existía una imagen, el interior de aquella fortaleza tan inalcanzable, el arduo deseo de saber y disfrutar lo que se escondía tras aquellas puertas, preguntándose como sería su vida si llegase a ese castillo, ¿por qué esa obsesión por cambiar de vida? Ni el mismo conocía la respuesta, quizás no era feliz, quizás su vida se basaba en el ciclo de la rutina o simplemente buscaba sentirse completo, distinto o único como aquellos cuentos de grandes caballeros con una apasionante historia detrás de los protagonistas.

Sea cual sea la razón, su presente dejó de existir, era un simple cuerpo que se movía por la inercia necesaria, pero su mente se encontraba lejos, muy lejos, así pues, una fría noche, tomó algunos alimentos y agua, abandonando su vida puso marcha hacia la fortaleza de sus sueños, un lugar tan lejos como cercano, lleno de visiones falsas creadas por aquellos que perdieron el sentido del ahora.

Caminó y caminó en soledad. intentando alcanzar las piedras que daban forma a una de las murallas, pero a cada paso que daba, las puertas de aquella brillante fortaleza se alejaban, de este modo, pasaron los días y los meses, hasta que un buen día al buscar en su bolsa no encontró comida ni agua, se encontraba demasiado lejos para volver y más lejos aún de su objetivo, ¿qué hacer? la muerte le miraba desde la distancia con una fría sonrisa, siendo conocedora del final de su víctima, se sentó pacientemente sobre una roca esperando que el cuerpo de aquel hombre se desplomara sobre el gris suelo que decoraba el paisaje.

Las jornadas se sucedieron con un agonizante final, nuestro protagonista sin esperanza besó el suelo con su cuerpo para descubrir el nuevo mundo que le aguardaba tras las nubes. La muerte fue a su encuentro, lo tomó por los hombros y le recordó que su hora había llegado. Nuestro protagonista, siendo conocedor de la situación aceptó la compañía vieja y putrefacta, pero esta, antes de marchar le lanzó una pregunta, .-¿Por qué?-, -¿Cómo?-preguntó sorprendido el caído. La muerte malévola y clavándole la mirada, dijo, .-Caminaste sin parar hacia una fortaleza llamada futuro, solo te guiaste por el dorado color de sus muros pero ignorabas que contenía, ¿por qué? ¿por qué abandonaste la fortaleza de tu presente?.- ¿La fortaleza de mi presente?.-preguntó con más dudas que miedo el aldeano, .-Tu mundo, lo que fue tu ahora, esa fortaleza si brillaba en su interior.- respondió la muerte, .-No era feliz en ella.-, respondió tajante quién da vida a esta historia. La muerte mirándolo con incredulidad, negó con la cabeza a la vez que decía, .-Una mujer te amaba, aquella a la que tu dejaste de amar, pero, ¿por qué sucedió?, te olvidaste de cultivar el tesoro que tenías, convertiste su compañía, sus juegos y cariño en la rutina de pecados creados llenos de arrepentimientos, aquellos que llamabas hijos quedaron en su suerte mientras tu fantaseabas con una vida mejor, una nueva vida que ni siquiera sabías como era, adornaste tu ahora con la palabra rutina olvidando que la felicidad se encuentra dentro de ella, no necesitabas vivir las aventuras que narraban tus antepasados, tan solo necesitabas disfrutar de la cálida compañía de los tuyos, de lo que fue tu ahora, ignoraste que lo que consideraste una fortaleza con nombre rutina es para muchos la verdadera fortaleza de oro.-

El ser humano es inconformista por naturaleza, dudamos de lo que tenemos, de lo que somos o de lo que queremos, planeamos y soñamos con lugares, momentos y situaciones distintas a nuestra realidad, pero… puede que con esto solo perdamos el tiempo, nuestro ahora es lo único de lo que disponemos. Buscando aventuras por vivir, olvidamos que ya tenemos una llena de emociones, fracasos y triunfos, la aventura del día a día, de nuestra vida, envuelta  en aquello que bautizamos como rutina, pues la verdadera felicidad no está en convertir cada día en una aventura emocionante llena de novedades, sino disfrutar del momento, de quienes te acompañan y tus acciones, todas ellas que te hacen sentir bien.

jueves, 13 de junio de 2013

Para ti

Nuestras miradas penetran la dócil armadura revestida por los brillantes diamantes de los sueños que fingimos no haber oído, anidados entre las blancas sábanas  disfrazadas por las sendas sedas del vuelo eterno de las plumas nacidas en los sueños tan nuestros de futuros unidos entre el tiempo de la vida, promovidos por todas aquellas canciones que hicimos nuestras, recordaremos como aquellas hojas secas pasearon a nuestros lado por aquellas calles que vislumbraron la historia de las ardientes cenizas que el viento intentando apagar convirtió en la ferviente llama que buscamos sin encontrar.

Nuestras huellas en las arenas de la playa las cubrió la mar olvidando que el pasado camina inexorablemente al olvido, removiendo en mis recuerdos aquel beso, no el primero ni el último, sino de aquel corto beso, que duró más que el silencio, más después de dártelo el tiempo no lo quise para para nada más que detenerlo en tu beso, pues mis labios dejaron de besar la carne de esos rojos y densos labios para besarte a ti.

Mirándonos en el azul del cielo desterramos los bocetos de las negras sombras que ciernen sobre nuestros presentes imperfectos las tormentas de cenizas que nos bañan en las falsas dudas de los fantasmas de las sombras de los malos presagios para construir los cimientos de tantas cosas por hacer y vivir juntos.

Un día la dulce brisa de Noviembre llevó a mis manos el mapa que lleva al tesoro luminoso de mi vida que vestía el nombre de la mujer que robó las melodías que empañaban los cristales de los días sin llegar, para plantar en cada despertar un nuevo  anochecer, anudados en las miradas de los deseos de un nuevo amanecer.

Para la mujer más importante de mi vida.

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