jueves, 17 de enero de 2013

Odio y Amor

A través de una idea que me sugirió una persona especial, he creado un corto relato en forma de opinión que os dejo a continuación.

Toda historia tiene un principio y un final, muchas acaban con gratas palabras rodeadas de grandes y emocionantes momentos que jamás se volverán a narrar, en cambio, otras tantas acaban en el pozo del fracaso, un lugar oscuro, lúgubre y lleno de fantasmas personales a los que aferrarse en forma de excusas, errores y sentimientos llenos de mentiras.

Así comienza esta historia, nuestros dos protagonistas, un día encontraron sus manos entre las casualidades del destino, tal coincidencia la interpretaron como una señal de los altos Dioses, el faro de la vida alumbraba hacia sus corazones trazando en el cielo las ilusiones de un futuro largo y eterno, pero… jamás pensaron que el amor es eterno solo mientras dura…

Presas del deseo, fueron creando días y días, muchos de ellos llenos y rodeados de amor, pasión y ternura, apretando sus corazones con vanas promesas de un para siempre, cosían sus pestañas con el fino hilo de lo ilusorio mientras juntos anhelaban en lograr que la llama que un día bordeó sus corazones no se extinguiera por el extintor del tiempo.

Puede que el tiempo convertido en el antihéroe de aquella relación comenzara a tintar las líneas de un final anunciado, debo corregir, puede que la costumbre, los errores diarios que jamás intentaron ser resueltos, lograron que la perspectiva de un sentimiento de amor eterno no se cumpliera en uno de los dos, de este modo, se comenzó a plantar dudas sobre abandonar el tren en plena marcha, dudas y preguntas que aparecían y alejaban mientras guiados por los instintos más animales sellaban sus bocas a la vez que se prometían a ciegas amor y futuro agarrados a inciertos te quieros. Pero un día, uno de los dos, suplicó a los cielos que fuera liberado de esa prisión, libre de ese jodido y derrumbado mundo de dos. 

Llegó el fin de la historia, otra más entre tantas que acaban firmadas bajo las gotas de lágrimas derramadas, lo que antes eran dos, ahora solo es uno, una marchaba y otro se quedaba, es posible que quién marcha lleve consigo todo el aire dejando al otro sin aire para sobrevivir. Aquí, en este punto, dio inicio una nueva historia, nuevas líneas que pasarían por estados muy variados, una historia sin final pactado…

Solo y hundido, escuchaba aquellas canciones de las que disfrutaron juntos, miraba con añoranza aquellas fotos en las que un día existieron sonrisas y planes en dos cuerpos, pensaba y pensaba a la vez que deseaba tener un día más junto a la persona que escapó entre el huracán del adiós… La tristeza embargaba su presente en busca de todo aquello que hizo mal, pues puede que en ese momento y de forma errónea creyera que los errores solo estuvieron en su mano, sea como sea, a medida que el tiempo pasó, la pena se transformó, evolucionaba en odio, un odio hacia quién ya no estaba, todas aquellas canciones de amor que antes le hacía volar, ahora, al escucharlas sabía que todas ellas estaban llenas de mentiras, su mente no dejaba de buscar respuestas de por que aquello se acabó, quizás se llenaba de excusas vanas sobre el final de aquel amor sin comprender que lo peor de que el amor se acabe es que se acaba.

Declarando un odio infinito, continuó su vida, una vida llena de no olvidar y de rencor, cegado, no lograba ver que cada segundo que su odio lo dominaba no le dejaba ser el mismo ni deleitarse con lo que la vida le regalaba a cada momento. Con muchos fantasmas atados a su espalda, su vida continuó, rodeado de una ilusión de futuro, sentía como la realidad era amarga, era un monstruo en libertad que huía de nuestro protagonista, aún así, su odio sobrevivía lleno de orgullo y arrogancia, batallas vacías contra si mismo llenas de vergüenza por honor. Un día, cansado y desmotivado, sentado en un banco, un lugar donde había compartido parte de su vida junto a la desertora que tanto odiaba, en ese momento, esa mujer que formó parte de su vida se abrazaba a un galán, sonreía, otros tantos te quiero salían de aquellos labios, otras tantas promesas galardonadas de mentiras vestían sus inmaculadas sonrisas, a la vez que ella le susurraba cuanto tiempo lo había estado esperando, notaba como para ella estaba muerto, curiosamente, su odio no fue más que miles de frágiles plumas de cristal que sobrevolaban su cabeza rompiéndose en miles de trozos, entendiendo que el odio ya no existía, comprendiendo que aquello que sentía era indiferencia, puede que en ese momento, su corazón y sentidos levantaron lanzas y puños para vencer ese odio y entender que no era odio lo que sentía, sino un ¿por qué no vuelves a mi lado?

Con la historia ya acabada, me gustaría de forma más clara dar mi visión, no soy un gran entendido en el tema ni pretendo serlo, pero puede que cuando una pareja es rota por uno de los bordes, el odio que planea sobre el miembro restante no es más que la forma de disfrazar un sentimiento de amor, una manera de matarlo y creer que ya está olvidado, por ello, no creo que del amor al odio solo sea separado por dos pasos, más bien diría que del amor, al amor disfrazado de odio hay un pequeño salto, además, creo con firmeza que la indiferencia y querer volver a ilusionarse es el indicativo más claro de que todo ha muerto, que las cenizas han sido arrojadas a lo más profundo de nuestras mentes y sentimientos, al final, cuando llegamos al final de un camino debemos de tomar la determinación de aceptarlo y buscar un nuevo sendero, aceptar la realidad antes de ser aplastado por algo a lo que no se poner nombre. Como dije, no soy un entendido en el tema, pero creo que mirar al futuro, soñar y sentir como el destino te presenta oportunidades es sinónimo de pasar página completamente, sin odios, pues en un final no hay un culpable, ni dos, solo hay eso, un final.

2 comentarios:

Stefany Acosta dijo...

Owww! Me encantó. Tu forma de escribir me emocionó tanto...

Unknown dijo...

me emosiono me hizo emosionar tanto que hasta llore

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