lunes, 8 de octubre de 2012

Siguiendo a Campanilla.


La mágica brisa de una vida navegaba por los cielos del tiempo, convirtiendo las agujas del reloj en una simple nada, una nada dibujada en el lienzo de la tristeza, una nada que un día nadó por las fértiles tierras de los gritos y sonrisas de una bendita niñez.

La mágica brisa de mil vidas aspiró polvo de estrellas que un día murieron en el más infinito letargo, un último suspiro se derrumbó sobre la Tierra, secuestrando el pequeño llanto de unas lágrimas que brotaban desde el vientre de una madre. Mil vidas borradas, mil experiencias olvidadas, mil mundos caídos, la mágica brisa volvió a la escuela, aprendió las letras de un destino, esculpir en canciones el trazo de una vida su nueva misión.


Cuentos de hadas firmaron los sueños de esa nueva niñez, sueños tintados de rosas y príncipes/princesas de largos vestidos azules señalaron un futuro de zapatos de cristal escondidos en la más negra chimenea de un incierto y tramposo destino. El lápiz de lo imposible dibujaba dorados caminos en los confines de los años de la existencia, senderos sin rumbo sombreaban los pies del caminante, caminos de ida y vuelta señalaban opuestamente el trono de su Wendy, dirección que Campanilla señaló en sus anhelos mientras un padre y una madre narraban las aventuras de un cuento donde el final feliz siempre esperaba al protagonista de la historia. Su Wendy le esperaba, imaginaba esperanzado, fantasear con el tacto de sus manos se convirtió en la gasolina de su pugna diaria. Los años hirieron de muerte al portador/a de la magia de la vida, mil heridas de flechas de vacías penas, convertido en un viajero de vuelta, su magia empezó a morir, la brillantez de unos ojos cegaron a los navegantes de otros tantos barcos que intentaban alcanzar los azules ropajes de su ser. Lo más triste era el sentimiento de, ahora todo ya no es lo que era, asesino/a de decisiones, rateros de pasos amordazaban a nuestra Campanilla, recuerdos armados de retiradas, besos perdidos, de planes que no terminaron, planes que no hizo suyos, simulacros de nuevos futuros llenos de lágrimas de fe dejando almacenadas tantas cosas que aprendimos.

Entre temores y causas perdidas, la magia liberada del oscuro olvido de la soledad, esbozó una última sonrisa expulsando una bocanada de vida en forma de sentimiento, un último latido llenó de cambios, la posibilidad de romper decisiones no acabadas, de nuevas canciones sin títulos, de edenes terrenales cultivados con el prohibido fruto de lo imposible. Tantas cosas seguirán pasando, tantas cosas que le seguirán cambiando, de labios cercanos enterrados en la ficción de temores, de retiradas tardías.  El portador de su propia alma comprendió que las decisiones y los pasos tienen dos metas, un futuro con ellas o un presente sin ellas, pues quizás la vida de manera imparable es un cúmulo de decisiones, quizás la vida es una búsqueda que no entenderá, sea lo que sea, lo que un día decidió y encerró en el diario de Kafka, pero que aún brota en su interior, es decir, una decisión que no murió en la seguridad de unas palabras. De este modo, entendió que está a tiempo de devorarla, romperla, intentando recomponer lo que un día con valentía aceptó, sintiendo así, como una última gota de magia que tiernamente acariciaba su piel en forma pesadilla le brindó la fuerza de volver a levantar la cabeza, esperando que la marea baje en sus días muertos para recuperar lo que late y susurra escondidamente en su interior, una ventana de idénticos paisajes pero de verde colorido.

Esta historia no tiene final, tu alma espera sellar con su firma la última hoja de tu libro, sea triste o alegre, mantener la terapia de lo decidido en horas que ya no existen no siempre es la línea a seguir, quizás es hora de pasar una nueva página en vuestro propio libro, retomando y narrando las nuevas líneas que un día señalamos dejar de escribir. No os olvidéis que mientras releemos la ausencia de nuestro ayer dejamos de escribir nuevas líneas. Finalizando esta entrada, me gustaría hacer un último punto o consejo, como prefiráis llamarlo, no olvidéis que el mañana no existe, es posible que nunca llegue, así que pactar con vuestro momento, es lo que llamamos presente, la palabra mañana o futuro fue creada para crear esperanza, para sentir que todo cambiará, que tu presente se borrará por alguna acción divina, pero en vuestra mano está el luchar para que el sol brinde luz a ese mañana.

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