miércoles, 12 de diciembre de 2012

Destino y Elección - Petición


Esta entrada va con mucho cariño para una gran persona con la que tuve la suerte de tropezar hace tantos, tantos y tantos años. Anímate!!!

El gran reloj que colgaba sobre la pared de la vieja estación de tren anunciaba la llegada de un nuevo transporte con el nombre Destino. No pasó ni cinco minutos, cuando las puertas del vagón se abrieron de par en par, tímidamente entré, observé su interior, mi sorpresa fue grande al encontrarme con tan solo tres asientos, dos de ellos ocupados y un tercero con mi nombre grabado sobre aquel azulado tejido.

Mis pasos y mi mirada caminaban agarrados de la mano visualizando a mis acompañantes, mi cuerpo descansó sobre el único asiento libre, al tiempo, el vagón inició su marcha hacia un destino que siempre soñé, un lugar sencillo, sin complejos, un mundo de dos, donde mi cuerpo y otro cuerpo se mirarían día a día sin miedo a un mañana.

 Uno de mis acompañantes puso su mano sobre mi hombro, me miró y sonrió, su rostro me era conocido, mis sentimientos llenaron mi memoria de su aroma y recuerdos, de años y años recorridos,  de tiempo perdido separados por la manos de los errores y las falsas promesas, acariciando mi cara, en su rostro se dibujaba un horizonte de futuro lleno de nuevas promesas, menos errores, más abrazos y firmado con las letras del para siempre.

Asustado por lo sucedido, el aturdimiento se apoderó de mi corazón hipotecando mi mente con la ceguera de un nuevo mañana donde venceríamos a la estrella de la derrota del pasado. Cada mirada contenía verdaderas y sentidas promesas que convertían la sangre de mi cuerpo en el miedo a no recibir lo que sus brillantes ojos me narraban, me cantaban y recitaban. 

Temblando y acuchillado por los cuchillos de las dudas, mi mente formulaba un, ¿qué debo hacer?, sin embargo, no llegó una concisa y clara respuesta, llegó sobre mi  único hombro libre una nueva mano, levanté y observé a mi otro acompañante de viaje, su rostro era lo que mi mente soñó alcanzar, amor sin olvido, inviernos sin lluvias de reproches con lo ya vivido, una nueva semilla que plantar y anclar sus raíces en lo más hondo de aquella fértil tierra. Un hilo de voz adornaba aquel cuerpo, sus palabras se describía como aquel quién navegaba entre los mares de mis dudas para rescatarme del pasado, curar mis heridas y cicatrizarlas con tiernos besos, pero…  como toda historia de amor… el peligro acechaba en palabras vacías pero cubiertas de un fuego demoledor y abrazador, pues de ellas salieron su verdad, pues su corazón no era libre, quién hablaba de liberarme de mi oscuro mar se encontraba anclado y atrapado en las redes de otro mar que no lleva mi nombre, pero… las promesas de un futuro feliz me condenaron a sus brazos.

El tiempo negaba mi claridad, a la vez que el vagón se movía por colinas y prados, mis dos acompañantes me regalaron universos, prendieron en mi pecho dos luces que denominé amor y dos preguntas que denominé infierno, solo buscaba un leve destello de felicidad, ahora tengo dos faros que me buscan y busco. Las palabras de mis acompañantes dio vida al hijo de la gran pregunta, ¿quiero salir del tren con ambos acompañantes?, ¿los quiero de igual manera?, la pregunta y sentimientos machacaban mi corazón mientras mi mente olvidaba mi realidad a base del vino del delirio que mis manos sujetaban con firmeza. 

¿Con quién salir del tren?, no podía resolver la incógnita, pues la respuesta dibujaba el número dos. Mi mente ensombrecida me obligó a mirar al ventanal que nos acompañaba durante el viaje. Por un momento la luz del sol que bañaba los árboles del exterior chocó contra mi loca mente haciéndome ver una realidad que no había contemplado, me encontraba en un mismo vagón, en su interior tres seres con distinto destino, así, valientemente, me levanté sobre la pesadilla de la elección, presioné el freno de emergencia, en segundos el vagón quedó completamente parado y varado en la más absoluta nada. De repente, tres puertas se abrieron, en dos de ella se encontraba cada uno de mi acompañante esperando que caminara hacia su puerta, pero en el horizonte pude ver una tercera puerta, en ella colgaba un pequeño letrero, pude leer, “Tu destino, tu elección”, abriendo esta puerta me encontré un mar por explorar acompañado del dulce aroma de Noviembre, fue en este instante cuando comprendí que la respuesta a mi duda era vivir, sería la propia vida quién me colocaría al lado de uno de mis acompañantes o de un tercero del que jamás he visto su rostro. La vida, mis pasos y mis decisiones tenían la respuesta que tanto busqué y tanto me atormentó.

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