sábado, 1 de diciembre de 2012

Historia de Incertidumbre


Mil hojas de blanco papel adornaban la fría mesa en la que se encontraba mi mano sujetando aquella negra pluma que narraría la historia de uno más, de uno entre tanto millones, la historia de un triste final.

Mirando por el retrovisor de la vida observaba como tiempos que derramaban sonrisas se desvanecían al ritmo que la nostalgia nacía en mi alma, los besos que una vez fueron dados volaron y navegaron en las profundidades del mar del pasado, encontrándose a su paso ilusiones de futuros escondidos en cofres de tesoros inalcanzables por la mano de ningún ser mortal. En el horizonte de mi mente se alzaba con grandeza la torre de la mentira que acariciaron lascivamente los oídos de aquellos que quisieron escucharme.

Un pasado sin más, ni la mejor ni la peor vida, escribía en una de esas blancas y deseosas hojas, sin embargo, no era lo vivido lo que atormentaba  la mente del escritor, no, era lo que no había sucedido, lo que no esperaba que llegara, sufría auténtico pánico por lo que quería y no llegaba.


Su mano seguía dibujando letras que unidas contaban una historia, las lágrimas surcaban sus mejillas a tumbos a la vez que la memoria recorría aquello que rememoraba como el paraíso. Mil líneas creó, mil momentos contó, y un final escribió, contento e ilusionado, tendió a los brazos de quién esto hoy escribe su novela, un cuento basado en hechos reales. 

Con el libro en mano, leí y leí un pasado, una vida sin presente ni futuro, esta es la razón, por la que un buen día, me acerqué aquel lugar que el llamaba hogar. La puerta abrió y me encontré con la fría mirada de quién no tiene nada por lo que vivir o luchar, de aquel que ha matado la ilusión a base de entierros prematuros, de aquel que ha decidido que el futuro no traerá lo que desea, arrodillándose y acuchillándose a si mismo.

Sentados, hice que el libro descansara sobre una pequeña y redonda mesa, mirándole a los ojos, le pregunté, ¿Por qué acabas tu libro con un FIN? , con la mirada fija en el suelo respondió, .-Lo único que me queda es el recuerdo, bien sabes que sueño con alcanzar metas que muchos denominan normales, momentos que entran dentro de concepto ley de vida, sin embargo, todos estos simples “objetivos” son robados de mi vida por el ladrón invisible del viento.- sus palabras eran acompañadas por un seguridad abrumadora, su corazón era protegido por un candado sin llave, a pesar de ello, insistí, .-¿Nunca has pensado que tu problema es que no vives o te dejas llevar?, he visto como cerrabas puertas por no encontrar lo perfecto ante tus ojos, te he visto escavar en mil almas buscando el motivo adecuado para dejar de construir un futuro.-, clavando su mirada en mi, afirmó, .-Solo busco la felicidad.-, .-¿Dónde está la felicidad?.- pregunté con intriga, .-No lo se, eso intentaba averiguar, pero me cansé, me rindo.-, le debatí.-La felicidad no es tangible, solo es una palabra que fue creada para vivir, un sentimiento que puede ser tu enemigo, ¿cómo sabrás si eres feliz si nunca la has encontrado?, ¿por qué no dejas de tirar oportunidades, abres la puerta de lo incierto, disfrutas y vives de aquello que despierte en ti un mínimo de curiosidad?.-

Se levantó, dio dos pasos y sirvió dos contundentes copas de un aromático licor, reposando su cuerpo en un rojo sillón respondió, .-¿Miedo?, quizás esa sea la respuesta, miedo a sufrir o no encontrar lo que deseo, no se lo que busco pero se lo que no quiero.-, le respondí, .-¿Por qué no simplemente vives?, equivócate mil veces, arrepiéntete mil más, pero no te hundas en el pozo de lo que tu mismo has creado como imposible. Mientras escribías tu historia, dejaste páginas en blanco sobre tu vida para cuando en tu futuro necesites repasar lo vivido, arrepiéntete de escribir millones de hojas y no de dejarlas en blanco.-

Esta entrada va dirigida hacia un buen amigo, un último consejo, si tuviera las respuestas a tus preguntas no te las darías, te obligaría a vivir y a que la descubrieras. Sal, vive, siente, no pienses ni busques errores, solo deja llevarte y abre aquello que tu mismo denominaste en el pasado como corazón.

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