Mil hojas de blanco papel adornaban la fría mesa en la que
se encontraba mi mano sujetando aquella negra pluma que narraría la historia de
uno más, de uno entre tanto millones, la historia de un triste final.
Mirando por el retrovisor de la vida observaba como tiempos
que derramaban sonrisas se desvanecían al ritmo que la nostalgia nacía en mi
alma, los besos que una vez fueron dados volaron y navegaron en las
profundidades del mar del pasado, encontrándose a su paso ilusiones de futuros
escondidos en cofres de tesoros inalcanzables por la mano de ningún ser mortal.
En el horizonte de mi mente se alzaba con grandeza la torre de la mentira que
acariciaron lascivamente los oídos de aquellos que quisieron escucharme.
Un pasado sin más, ni la mejor ni la peor vida, escribía en
una de esas blancas y deseosas hojas, sin embargo, no era lo vivido lo que
atormentaba la mente del escritor, no,
era lo que no había sucedido, lo que no esperaba que llegara, sufría auténtico
pánico por lo que quería y no llegaba.
Su mano seguía dibujando letras que unidas contaban una historia,
las lágrimas surcaban sus mejillas a tumbos a la vez que la memoria recorría aquello
que rememoraba como el paraíso. Mil líneas creó, mil momentos contó, y un final
escribió, contento e ilusionado, tendió a los brazos de quién esto hoy escribe
su novela, un cuento basado en hechos reales.
Con el libro en mano, leí y leí un pasado, una vida sin
presente ni futuro, esta es la razón, por la que un buen día, me acerqué aquel
lugar que el llamaba hogar. La puerta abrió y me encontré con la fría mirada de
quién no tiene nada por lo que vivir o luchar, de aquel que ha matado la
ilusión a base de entierros prematuros, de aquel que ha decidido que el futuro no
traerá lo que desea, arrodillándose y acuchillándose a si mismo.
Sentados, hice que el libro descansara sobre una pequeña y
redonda mesa, mirándole a los ojos, le pregunté, ¿Por qué acabas tu libro con
un FIN? , con la mirada fija en el suelo respondió, .-Lo único que me queda es el recuerdo, bien sabes que sueño con alcanzar
metas que muchos denominan normales, momentos que entran dentro de concepto ley
de vida, sin embargo, todos estos simples “objetivos” son robados de mi vida
por el ladrón invisible del viento.- sus palabras eran acompañadas por un
seguridad abrumadora, su corazón era protegido por un candado sin llave, a
pesar de ello, insistí, .-¿Nunca has
pensado que tu problema es que no vives o te dejas llevar?, he visto como
cerrabas puertas por no encontrar lo perfecto ante tus ojos, te he visto escavar
en mil almas buscando el motivo adecuado para dejar de construir un futuro.-,
clavando su mirada en mi, afirmó, .-Solo
busco la felicidad.-, .-¿Dónde está la felicidad?.- pregunté
con intriga, .-No lo se, eso intentaba
averiguar, pero me cansé, me rindo.-, le debatí.-La felicidad no es tangible, solo es una palabra que fue creada para
vivir, un sentimiento que puede ser tu enemigo, ¿cómo sabrás si eres feliz si
nunca la has encontrado?, ¿por qué no
dejas de tirar oportunidades, abres la puerta de lo incierto, disfrutas y vives
de aquello que despierte en ti un mínimo de curiosidad?.-
Se levantó, dio dos pasos y sirvió dos contundentes copas de
un aromático licor, reposando su cuerpo en un rojo sillón respondió, .-¿Miedo?, quizás esa sea la respuesta, miedo
a sufrir o no encontrar lo que deseo, no se lo que busco pero se lo que no
quiero.-, le respondí, .-¿Por qué no simplemente
vives?, equivócate mil veces, arrepiéntete mil más, pero no te hundas en el
pozo de lo que tu mismo has creado como imposible. Mientras escribías tu
historia, dejaste páginas en blanco sobre tu vida para cuando en tu futuro
necesites repasar lo vivido, arrepiéntete de escribir millones de hojas y no de
dejarlas en blanco.-
Esta entrada va dirigida hacia un buen amigo, un último
consejo, si tuviera las respuestas a tus preguntas no te las darías, te
obligaría a vivir y a que la descubrieras. Sal, vive, siente, no pienses ni
busques errores, solo deja llevarte y abre aquello que tu mismo denominaste en el pasado como corazón.
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