¿Quién soy? Pregunta directa, simple de responder o eso
parece, ¿quién eres tu?, seguramente pensarás en todo lo bueno y malo que
contiene tu ser, recordarás tu nombre acompañado de mil cosas más, pero, ¿cómo has llegado a ser lo que eres? Dar una única
respuesta es imposible, cada persona tiene una opinión, pero ya que un lector
nos ha solicitado este tema procederé a narrar una breve visión a través de una
corta historia.
Despojándome de las pegadas sábanas que nublaban mi sueño,
me senté sobre aquel pequeño colchón, mi mirada buscó en mi muñeca la hora que
anunciaba un nuevo día, mientras el sueño me hacía recordar que aún seguía
vivo, mis pies caminaron hacia el armario para transformarme una vez más en un
héroe de oficina. Esperando en el andén, cientos de cuerpos pasaban a mi lado
mientras las agujas del reloj avanzaban hacia un nuevo minuto, de este modo, mirando
aquel gran reloj llegó a mi mente un efímero sentimiento transformado en
pregunta, ¿qué estoy haciendo con mi vida?
El sol moría desde lo más alto recordando que la oscuridad
esperaba su momento para teñir de negro las calles de mi ciudad, mientras tanto buscaba una respuesta a mi
pregunta. De una forma u otra, entendí que estaba cansado de ser libre, pues no
lo era, la libertad era el dictador y dueño de mi vida, era ella quién elegía
donde morir arrastrándome con ella con las ataduras de las frías cadenas del
fracaso.
¿Quién era yo?, quizás el resultado de una fórmula creada
por las variables de pasado y experiencias adquiridas, pero, ¿si mi pasado no
existiera? ¿quién sería?, ¿sería la misma persona?
Por cada preguntaba que intentaba resolver, dos nuevas
aparecían, cansado de preguntarme me asaltó una nueva duda, ¿por qué me
pregunto todo esto?, ¿será que no soy feliz?, mi naufragada mente perdía el
timón de la patera de mi ser chocando con las rocas de lo antaño y del olvido,
de momentos que ya fueron, tiempos dignos de recordar y otros tantos para
olvidar.
Mirando al sur de los tiempos encontré un recuerdo donde me
dibujaba de adulto, soñaba despierto imaginando lo que sería de mi, en cambio, la realidad
era muy distinta… todos estos pensamientos me regalaron un presagio de oscuro
futuro, ese ser lleno de miedo y cansado por la vida, ¿era yo?, perdido y
agotado, volví sobre mi viejo colchón, me tumbé para que las horas pasaran y un
nuevo e idéntico día llenara mi vida.
Mis ojos encontraron la oscuridad de la habitación, me
transporté a través de un irracional pesimismo al mundo de los sueños, aquí
encontré algo inesperado, encontré una puerta con millones de cadenas de donde
colgaba un cartel de Pasado, una puerta inalcanzable, junto a ella, había un
ser del que no recuerdo su nombre ni rostro, al preguntarle por las llaves de
la puerta me respondió que no existía forma de abrirla, que mi pasado no estaba
tras una simple puerta, el paso de los
años era el esqueleto de mi personalidad y pensamientos, derrotado, di media
vuelta, vi un horizonte, un lugar sin luz pero con una frase tintada en dorados
hilos color miel que recorría todo el camino, “Todo irá bien”, ¿todo irá bien?
Me pregunté, fue de este modo que apareció un nuevo y misterioso ser, este me
agarró del brazo, me mostró cada frase de “Todo irá bien”, entendí que cada vez
que el miedo se apoderaba de mi lanzaba hacia el viento del futuro un todo irá
bien, una frase de aliento imposible de alcanzar sin mi ayuda.
Despierto y recordando aquel sueño, me senté y me encontré
con una reflexión tatuada en mi pecho, ella decía: “Mientras buscaba en mi pasado la respuesta a ¿quién soy?, perdí tiempo
de mi presente, a la vez que recordaba un ayer, tumbaba mi hoy a un nuevo pasado.
Fui creado con el paso de los tiempos, pero hoy y ahora, a pesar de tener un
horizonte teñido de roja sangre por miedos perdidos, comprendí que sino miraba
más allá de este y mío horizonte estaba perdido, entendí que para crear un
futuro era necesario no pensar en lo que no volverá sino en buscar la forma de
desvelar y robar el sueño a la frontera del futuro a base de sentirme vivo, a
golpes de dar un paso al frente sin miedo a caer en la cadena de las batallas
perdidas, de saber que sigo vivo y tener el valor de buscar y cometer todos los
delitos que esta lucha me exija”.
Por último, volvió la interrogación de, “¿Quién soy?”, hoy y ahora tengo una
respuesta, ¿verdad o mentira?, no lo se, pero creo en ella, “Soy uno más que decidió dejar de perder el
tiempo en los mares del recuerdo para buscar sentirse vivo día a día, sentir
que soy único y especial, aunque nadie lo crea ni vea, ahora soy libre para
venderme y caer ante luchas que no dejaré marchar hasta vencer o perder, ese
soy yo”.
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