viernes, 21 de diciembre de 2012

Triste Historia


Esta historia no es real, aún así, es una circunstancia que se da día a día…

“¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?, yo la revivo claramente, como si fuera ayer, de hecho, lo sueño cada día de mi vida mientras mis ojos saludan un nuevo día y te observan como tu respiración descansa plácidamente sobre nuestro aguerrido colchón.

Mi pasado se tiñó de auténticas tonterías para que vieras en mi más que aquella hermosa amistad, no fue fácil, recuerdo tantas decepciones que pintaron mis ojos en grises lágrimas mientras hablabas de otros, cuando soñabas con otras bocas, pero sin conocer lo que te hizo cambiar de opinión, se que un día el amor nació en ti y mi corazón brindó contigo con copas doradas de imaginario champán.

Los años pasaron, nuestras manos se abrazaban a diario entre miradas que escondían emociones en palabras que el hombre jamás podrá inventar ni nombrar. Nuestras bocas señalaron un futuro de dos, un futuro lleno de abrazos e ilusiones, tal fue así que, un día me encontré ante el altar al lado de un ángel blanco que vestía tu nombre con la suave seda de lo mágico.

Éramos felices y la vida nos regaló en forma de nueve meses a nuestro primer hijo,  fue una experiencia inolvidable, nueve meses llenos de esperanzas, sonrisas y lágrimas, ¿recuerdas cuando me hiciste recorrer toda la ciudad por aquel sabroso helado de chocolate?

Un frío día de Octubre, la vida se abrió paso desde tu interior, nació nuestro primer niño, recuerdo tu cara de cansancio y felicidad, la primera vez que su ligero cuerpo acarició tus suaves brazos, lo abrazaste con una ternura angelical. Poco tiempo después, la vida decidió brindarnos otro regalo disfrazado en otros nueves meses que dibujarían una silueta femenina, nuestra hija.

Los años pasaron, los cuatro éramos especiales, nuestras vidas nunca se basó en lujos solo en momentos inolvidables diarios, aún me pregunto, ¿hay mayor tesoro que ese sentimiento?

El tiempo avanzaba entre campanadas de fin de año, hasta llegar un día, un día donde un papel con la palabra despedido me acompañaba a la puerta de mi trabajo, ¿el motivo?, algo llamado crisis. Ese día tras llegar a casa y dar la maldita noticia, me miraste, sonreíste y me diste un gran abrazo, .-Tranquilo, con mi sueldo podremos vivir, además pronto encontrarás algo, vales mucho.- dijiste, pero  tu profecía no llegó, la palabra crisis separó tu cuerpo de tu trabajo, mis curriculums visitaban la papelera de cada empresa.

Los años pasaron, tu sonrisa nunca acababa pero el trabajo no llegaba, un día el dinero se nos acabó y nuestra casa fue robada por unos ladrones legales llamado Bancos, todo por lo que habíamos luchado caía al pozo de lo imprevisible, finalmente acabamos en casa de nuestros padres.

La situación no mejoraba, aunque tu mirada de enamorada y sonrisa de saldremos de esta nunca fue robada de tu cara, aún así, sé que cada noche encerrada en aquella habitación llorabas de tristeza, lágrimas que se clavaban en mi pecho como cuchillos oxidados por el tiempo de la falsa esperanza. Era consciente que nuestros padres tenían deudas y más deudas, sobrevivir cada mes era un infierno, las empresas seguían sin llamarme, nuestros hijos nos miraban y hacían preguntas que no sabíamos responder.

Un día, dejé de sentirme persona, me sentí solo un número, los políticos hablaban de recortes y más recortes convirtiendo nuestras vidas en derrotas continuas, los políticos de nuestro país sacrificaban vidas y vidas por mantener lujos y más lujos, recuerdo nuestros debates, sus medidas carecían de sentido alguno, bueno, no tenía sentido para nosotros… porque para ellos eran medidas necesarias para tener sus bolsillos llenos de oro a base de la sangre de otros.

Pero cariño, hoy llega un cambio,  hoy empezaréis una nueva vida, no siempre te fui sincero, pues he guardado un secreto, ¿un secreto?, te estarás preguntando, un día, hace muchos años, iba caminando plácidamente por la calle, cuando un joven me asaltó con un seguro de vida, tras escucharlo decidí hacerme ese seguro, ¿por qué? Supongo que me dio pena el chaval, la cuestión es que me lo hice y lo mantengo.

Un día te prometí y jure que mi vida se basa en tres tesoros que cuidaría hasta la muerte, tu vida y la de nuestros niños, no puedo soportar ver como tú, nuestros niños y padres pasan hambre y malviven día tras día. A pesar de que alce mis puños contra los incompetentes ladrones de guante en blanco que dominan nuestro país… el resultado fueron calles ensangrentadas por nuestros cuerpos rodeados con la palabra derrota.

Pero hoy, hoy será distinto porque podréis tener un plato de comida delante de la mesa cada día. Hoy ha sido mi fin, no volveré a casa, no volveré a respirar, no te volveré acariciar ni besar, pero ese inesperado seguro de vida junto a la futura pensión de viudedad que te espera os dará un futuro, os dará una vida que disfrutar. Puede que pienses que soy un cobarde, pero no lo hagas, aunque no lo creas… mi único miedo para no hacer lo que he hecho es saber que no volveré a estar al lado vuestro, es algo que me tortura y mata mientras escribo estas líneas, hoy perderé aquello que más quiero, pero… como comenté en líneas anteriores, hace tiempo que dejé de sentirme persona para convertirme en un número y hoy lo culminaré, tengo más precio muerto que vivo, por ello, escribo esta despedida, un adiós para decirte que eres lo que más he querido en la vida, me has dado lo que nunca pensé conseguir, ser feliz al lado de la mujer más especial que ningún Dios podrá volver a crear, ojalá existieran mil vidas más para vivirlas de nuevo a tu lado… 

Despídeme de nuestros hijos, diles que me fui lejos,  muy pero que muy lejos porque conseguí un trabajo, diles que cada noche mirarán la misma luna y estrellas que yo, que cada segundo estarán en mi corazón, nunca les diga esta verdad. 

Un favor, sed felices… hacedlo por mi.

Te quiere un alguien que un día lograste sentir especial y único.”

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