Llevo varias entradas que poco o nada tiene que ver con el
mundo friki, pero por algún motivo que desconozco, últimamente me apetece
escribir sobre el pasado. Quizás la nostalgia me puede, o simplemente me vea movido por un algo, que sea digno de un
argumento de una nueva temporada de Expediente X, así que, hoy volvemos a una
temática no friki, si es que… últimamente me estoy dando unos viajes al pasado
que ni Marty McFly…
Si hablamos de viajes en el tiempo, ¿qué es lo primero que
pensamos?, en mi caso lo tengo claro, un elemento tecnológico en forma de
máquina, cuyo objetivo es trasladar un
cuerpo físico a un espacio/tiempo distinto al presente. Esta supuesta máquina
no existe, o si… ya nada me sorprendería… pero a expensa de que dicha máquina
sea fabricada o salga a la luz pública, les informo que tenemos un elemento
natural para viajar a momentos ya vividos de nuestra vida y cambiarlos, aunque,
esos cambios realizados no afecten al presente, pero… menos es nada, y encima
es gratis!!! Este elemento que os nombro es la mente y el recuerdo.
Así que al escuchar que podía viajar gratis, pensé, .-joder, no puedo perder este tren.- así
que, preparé mi viaje, lentamente preparé los detalles del salto en el tiempo;
Destino: Mi ciudad.
Año: 1987.
Ya calculado los datos, me aproximaba a una gran aventura,
mi viaje al pasado estaba próximo…
Para no aburrir, vamos directamente al grano. Ya realizado
este viaje, lo primero que pude observar fue las calles de mi ciudad, pero
estas habían cambiado, en ellas, faltaban casas, habían solares y solares
llenos de árboles, mejor dicho, con unos pocos árboles, pero para mi, y en mi
mente de niño de 1987 era un bosque inmenso, también observo algo extraño, hay
niños, muchos niños en la calle, jugando con pelotas, patines y monopatines,
quitando la vista a estos niños, veo a padres y abuelos paseando con sus hijos
y nietos, estos niños, caminan abrazados a la mano de sus progenitores o
abuelos.
Poco a poco, me acerco hacia los solares con sus arbolitos y
hierba seca, en ellos, me encuentro gatitos acostados bajo la fuerte y firme
sombra de los árboles, también noto un sonido ambiental, un sonido que da vida
al lugar en el que me encuentro, es el canto de los pájaros, que acompaña al suave
ruido de esta pequeña ciudad.
Poco a poco, paseo por las distintas calles, donde veo
ventas y kioscos, esos sagrados sitios
que me surtían de golosinas, lugares que en mi mente de niño siempre estarían
allí y con las mismas personas… pero el paso del tiempo es cruel y realista, enseñándome que estos lugares con sus mágicas
personas desaparecen…
Continúo paseando por estas calles, donde veo y reconozco a
tantas personas que ya no están en mi presente, las veo sonreír, saludar y
llenos de vida dedicándome a mi yo niño una sonrisa y unas palabras, haciéndome
saber lo grande que estaba. Estos pequeños gestos, me hace pensar lo grande y mágica que puede
ser una sola persona, todo lo que lleva en su interior y lo poco que valoramos
lo especial que son todos los seres vivos.
Ahora, tomo un nuevo camino, me dirijo a mi casa, al verla,
una sonrisa dibuja mi cara y pienso, .-vaya,
como ha cambiado.-, solo verla por fuera me hacía sonreír. Poco a poco, me
adentré en aquella casa tan especial, en ella se encontraban unas personas
maravillosas, mágicas e irremplazables, aquí me encontré con mis padres,
hermanos y abuelos, gracias a Dios, ellos en mi presente siguen siendo igual de
maravillosos, mágicos e irremplazables que en el pasado. Continuo caminando en
mi casa del pasado, palpo cada uno de los muebles que ya no están, rememoro y
visualizo aquellos momentos tan especiales, que viví en cada una de sus
habitaciones junto a mi familia, observo
mis pequeñas travesuras, los juegos que tenía con mis padres y hermano, sigo
paseando a lo largo del pasillo, para encontrarme con tres de mis mascotas, que
ya no están en este mundo físico (dos perritas y dos gatitos), seguidamente,
retrocedo, y subo unas escaleras para reencontrarme con otra perrita que tenía
en casa.
Tras esta breve exploración, sacó una foto mental de cómo
era mi casa, de todos aquellos maravillosos momentos vividos con mi familia y
amiguitos, seguidamente, continuo el camino que me ofrece este viaje, un camino
que me lleva de vuelta a mi presente.
Ahora, en mi presente y con todas las fotos y recuerdos
recuperados de este maravilloso viaje, solo puedo decir una frase; Gracias a la
vida por regalarme un pasado tan mágico, rodeado de personas aún más mágicas.
Gracias a la vida por dejarme tener un nuevo día, regalándome la oportunidad de
construir un presente, dándome la fortuna de compartir la vida junto a personas
de mi ayer junto a nuevas y mágicas personas de mi hoy, en definitiva, gracias
por dejarme vivir en este pequeño gran paraíso que ha sido mi vida.
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